Mark Wahlberg, una estrella de Hollywood conocida por sus papeles en éxitos de taquilla llenos de acción y películas dramáticas, recientemente fue noticia después de rechazar una oferta cinematográfica masiva de 150 millones de dólares de DreamWorks Animation. La decisión del actor de rechazar el lucrativo acuerdo se basa en su desaprobación de lo que ve como una tendencia creciente de “concienciación” en el entretenimiento infantil, en particular la promoción del estudio de las iniciativas del Orgullo LGBTQ+. Wahlberg ha sido franco sobre sus puntos de vista sobre el tema, enfatizando que nunca participa en proyectos que cree que promueven grupos de edad políticos o sociales para promover a la juventud.
Para Wahlberg, el problema llegó a un punto crítico cuando los planes de DreamWorks Animation de incorporar temas LGBTQ+ en sus largometrajes chocaron con sus valores personales. En los últimos años, el estudio ha dado pasos importantes hacia la exclusividad al promover eventos del Orgullo e incluir personajes e historias LGBTQ+ en sus películas. Si bien muchos seguidores aplauden los esfuerzos de DreamWorks por reflejar comunidades diversas, Wahlberg lo ve como un ejemplo de una cultura “aterradora” para los niños que le preocupa profundamente.
En una entrevista en la que habló sobre su decisión, Wahlberg dejó en claro que no cederá en sus creencias en lo que respecta a los medios para niños. Explicó que cree que a las escuelas infantiles se les permite entretener a la gente sin exponerlas a mensajes políticos o ideológicos. “Siempre haré Waking Up para los niños”, afirmó Wahlberg, enfatizando que su prioridad es brindar contenido apto para toda la familia que se centre en la familia, la defensa de los derechos y los modelos positivos a seguir, sin necesidad de ningún tipo de corrección política forzada.
La decisión del actor ha suscitado tanto apoyo como críticas. Quienes respaldan la postura de Wahlberg sostienen que los niños volverán a entrar en el mercado, libres de las batallas y debates colectivos que dominan la discusión. Desde esta perspectiva, es esencial que los niños tengan un espacio donde puedan simplemente disfrutar de las historias, sin la carga añadida de comprender cuestiones sociales complejas demasiado pronto en la vida. Este punto de vista ve el auge de la representación LGBTQ+ en las películas infantiles como algo temprano o incluso coordinado con la pura alegría que históricamente ha proporcionado la animación.
Por otro lado, los críticos de la decisión de Wahlberg argumentan que los esfuerzos de DreamWorks Animation por incluir personajes y temas LGBTQ+ son parte de la promoción de la comunidad en la sociedad. A medida que más familias y niños de diversos orígenes se involucran con estas películas, muchos creen que es esencial preservar que todos, independientemente de su orientación o identidad sexual, se vean representados en la pantalla. Para estos críticos, la respuesta de Wahlberg al tema parece anticuada y ven su posición como lo opuesto al panorama cultural en evolución.
La decisión de promover el orgullo y la comunidad LGBTQ+ en la programación infantil refleja un cambio más amplio en la comunidad. Los estudios reconocen cada vez más la importancia de la diversidad y la inclusión, no solo como un imperativo moral sino también como una estrategia básica. A medida que los dispositivos requieren una mayor representación, los grandes estudios como DreamWorks Animation han trabajado arduamente para integrar estos valores en su contenido. Películas como “Shrek”, “Cómo entrenar a tu dragón” y “Trolls” han incluido momentos que reflejan esta cultura en evolución, y muchos creen que este es un paso importante hacia la representación normal de LGBTQ+ en todas las generaciones.
Sin embargo, el rechazo de Wahlberg a la oferta de DreamWorks Animation pone de relieve la división entre quienes abrazan el movimiento “woke” y quienes se resisten a él. Su decisión ha puesto de relieve un debate más amplio sobre el papel del entretenimiento en la formación de los valores de los niños y sobre si la certidumbre social debería abordarse en las películas dirigidas a los jóvenes. Si bien el rechazo de Wahlberg puede haberle costado un salario significativo, también señala su compromiso con sus creencias personales, incluso frente a grandes oportunidades financieras.
Para DreamWorks Animation, la pérdida de la participación de Wahlberg es un revés, pero uno que pone de relieve la creciente complejidad de la producción cinematográfica moderna. Los estudios ahora tienen la tarea de equilibrar la inclusión de narrativas y personajes diversos, al tiempo que consideran los gustos y preferencias de una amplia gama de audiencias. En cuanto a Wahlberg, es probable que su situación responda a ciertos sectores del público que sienten lo mismo sobre la creciente politización del entorno infantil, por lo que también puede apaciguar a otros que creen que los cambios progresivos de la industria son necesarios y se esperaban desde hace mucho tiempo.
Al final, el rechazo de Wahlberg a la oferta de DreamWorks Animation es una clara señal de que la conversación sobre la “conciencia” en Hollywood está lejos de terminar. Con la intención de seguir evolucionando, la pregunta sigue siendo si es posible lograr un equilibrio entre la cercanía y la integridad, en particular cuando se trata de medios para niños. La postura de Wahlberg probablemente quedará en el aire, ya que tanto los defensores como los creadores se centrarán en navegar por la intersección del arte, la política y la responsabilidad social.